Desde el Mar Pacífico hasta las faldas del volcàn Galeras, existen tradiciones culinarias que resaltan sabores, olores y colores específicos de cada región, es el caso de la preparación más simbólica de nuestra región, La Sopa. La Poliada, la Herniada, el Locro, el Pusandao, son tan diversos como todos los alimentos andinos existentes en el territorio Nariñense. Las abuelas, las matronas, quienes particularmente han mantenido la tradición o han sido conocedoras, portadoras de los secretos más importantes de estas preparaciones sin duda se han llevado el reconocimiento por años, más sin embargo, eso con el tiempo se ha transformado y ahora son sus hijos, nietos, sobrinos, que se han especializado en estos temas diversificando sus productos, preparaciones, pensando hasta en la renovación y creación de sus propias marcas culinarias. Familias enteras en busca de una mejor calidad de vida, se trasladan a la capital Nariñense para traer lo mejor del pacífico, lo mejor del campo y hasta de la selva, ¿pero de donde son originarias estas preparaciones? ¿en que afectó el traslado de la cocina de leña al uso del gas? ¿Las sopitas que alimentaron a los peones, guerreros y familias nariñenses se siguen haciendo con la misma receta?
Las prácticas alimentarias de las poblaciones Nariñenses según su geografía, se han fundamentado históricamente en la manipulación, transformación y consumo de los productos proporcionados del mar, la sierra y la selva, lo que ha construido una tradición articulada a conocimientos,
prácticas, significados y expresiones manifestados en recetas y platos, transmitidos generacionalmente en el quehacer cotidiano del cocinar, que aún se mantienen vivos en las
diferentes cocinas de la región Andina y Pacífico Sur colombiana, como elementos representativos de su identidad, territorio, memorias y patrimonio cultural. De ahí la necesidad de mostrar una memoria llena de sabor través de una serie de 5 capítulos en la que pequeñas historias a modo micro documental con un máximo de 10 minutos de historia, puedan dar muestra de nuestra memoria histórica culinaria Nariñense.
Desde la perspectiva de Antequera (2011) “la memoria histórica puede definirse como memoria extendida en tanto “relato que confiere sentido general a un período”, el cual encuentra su fundamento en huellas y vehículos de reconocimiento del “pasado”, y las cuales son el producto de estrategias de dotación de sentido. La memoria histórica entonces, como lugar de enunciación, desde donde articulamos la construcción de un relato de Región trayendo a cuento la memoria colectiva desde ese saber de transmisión oral que da sentido a una tradición culinaria, específicamente de las sopas de Nariño, a través del recurso del micro documental.
Antequera Guzmán, José Darío. (2011). La memoria histórica como relato emblemático. Bogotá D.C., Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo.
Sopas de Nariño, Memoria y Tradición Ancestral es un proyecto de la Fundación Madriguera Cultural apoyado por la convocatoria #CulturaConvoca de la Gobernación de Nariño

